18 de agosto, 2017 – Cerca de 7,000 solicitantes de asilo han cruzado la frontera canadiense hacia Quebec desde el 1ro de julio del 2017, lo que indica la magnitud del reto que enfrenta la provincia para procesar un creciente flujo de recién llegados.
Las cifras de agosto han eclipsado ya las de todo julio pues oficiales de la Real Policía Montada del Canadá (RCMP, por sus siglas en inglés) intercepta y arresta cientos de personas al día que buscan huir de la represión migratoria implantada por el Presidente de los Estados Unidos Donald Trump.
Los números oficiales muestran que hasta el momento 3,800 solicitantes de asilo han cruzado la frontera en agosto, en comparación con 3,000 en julio y 781 en junio. La cifra para enero fue de 245 mostrando como el flujo ha aumentado durante los meses de verano.
Aunque los números muestran un marcado aumento, estos son bajos comparados con la crisis migratoria que Europa enfrenta. Italia recibió cerca de 11,500 solicitantes de asilo en julio, menos de lo que recibió en junio, 23, 500. Entretanto, Alemania tiene 250,000 casos pendientes de solicitantes de asilo comparado con Canadá que tiene 21,000. España y sus territorios han recibido casi 13,000 solicitantes de asilo hasta este momento en el 2017.
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La gran mayoría de los recién llegados a Canadá son haitianos que vienen huyendo de los Estados Unidos después de que Trump sugiriese que les quitaría el estatus especial otorgado a los ciudadanos del país luego del devastador terremoto del 2010. Sin embargo, Canadá eliminó este mismo estatus especial hace dos años.
Los 13 consulados de Canadá a lo largo de los Estados Unidos se han movilizado para difundir esta información a todo el que busque venir aquí. Los solicitantes de asilo, cualquiera que sea su nacionalidad, serán arrestados, enfrentarán un control de seguridad y seguido, una audición, según el sistema de inmigración de Canadá. Muchos no se les otorgarán el estatus de refugiado y serán deportados a sus países de origen.
Asociación Federal – Provincial
Se contará con más personal en Montreal para brindar ayuda en la tramitación, mientras que un grupo de trabajo federal – provincial ha sido creado donde están incluidos el Ministro federal de Inmigración Ahmed Hussen, la Ministra de Inmigración de Quebec Kathleen Weill y Ralph Goodale, Ministro federal de Seguridad Pública.
En una conferencia de prensa efectuada el jueves 17 de agosto, el Ministro federal de Transporte Marc Garneau describió la situación como ‘extraordinaria pero muy bien gestionada’. “No hay crisis”, afirma Gaenau.
Pero, después de meses lidiando con un goteo de inmigrantes entrando ilegalmente a través de varias provincias canadienses, en estos momentos la atención se centra completamente en el flujo de solicitantes de asilo que cruzan la frontera de Nueva York – Quebec.
Los críticos plantean que abrir nuevos centros para solicitantes de asilo solo estimulará el arribo de más personas, y también opinan que el Primer Ministro Justin Trudeau es el culpable de dar la impresión de que la frontera de Canadá está abierta.
Simplemente la percepción de que Trump quiere librar a los Estados Unidos de los ilegales y limitar dramáticamente la inmigración ha empujado a muchos a buscar refugio en Canadá.
Acuerdo del Tercer País Seguro
Varias peticiones se han llevado a cabo para que Canadá suspenda el Acuerdo del Tercer País Seguro con los Estados Unidos, el cual establece que el solicitante de asilo debe hacer su reclamo en el primer país a donde arribe. El acuerdo es la causa por la cual aquellos que vienen de los Estados Unidos tienen que cruzar la frontera por lugares remotos con el objetico de ser arrestados y entrar en el sistema migratorio de Canadá.
Sin embargo, con las negociaciones actualmente en curso para la renegociación de TLC, Canadá no querrá hacer nada que perjudique su posición negociadora.
Mientras, si Trudeau decide realizar lo opuesto y detener el flujo de solicitantes de asilo cruzando la frontera, en primer lugar, el mensaje que trasmitiría y las imágenes que se generarían – de oficiales canadienses dando la espalda a familias – no sería bueno para las relaciones públicas.
Canadá quedaría atrapado en una especie de limbo a medida que el flujo de solicitantes de asilo incremente gradualmente.
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