John McCallum es exactamente el hombre que Justin Trudeau necesita en China, por lo que Canadá tiene previsto ampliar sus relaciones con el país del extremo Oriente.
El nuevo embajador en China tiene como tarea estrechar los lazos con un país con el cual los canadienses están escépticos en cuanto a la manera de hacer negocios y los derechos de las personas.
McCallum pasó los últimos 15 meses a cargo de lo que era sin dudas el departamento federal más ocupado como Ministro de Inmigración y, en estos momentos, ocupa un cargo que será un paso atrás en términos de carga de trabajo, pero no en lo concerniente a la importancia de la tarea.
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Ubicando a uno de su hombre más experimentados en China a tiempo completo, el Primer Ministro envía un mensaje claro, a Canadá y a China, de la importancia que tiene el mejoramiento de los lazos entre los dos países.
Teniendo en cuenta la retórica regular contra China de la parte del Presidente elegido de Estados Unidos, Donald Trump, parece haber una oportunidad por otros países de capitalizar, y Trudeau quiere de manera clara que Canadá se encuentre en primera fila.
Stewart Beck, antiguo Cónsul General de Canadá en Shanghái, describió el movimiento como una «opción inspirada», en una entrevista con el Globe y el Mail.
Otro alto funcionario del gobierno declaró que el nombramiento dependía de Canadá pues dicha nación necesitaba un hombre de alto nivel en China para liderar las negociaciones comerciales.
McCallum trabajó mucho con China durante su mandato en Inmigración, Refugiados y Ciudadanía Canadá (IRCC, por sus siglas en inglés).
Uno de los principales desafíos de la política de inmigración es de encontrar cómo hacer para que un gran número de chinos adinerados lleguen a Canadá y sean ubicados en todas las provincias.
Actualmente, Toronto y Vancouver son mayoritariamente los destinos dominantes para estos inmigrantes, y ellos son culpados de aumentar el precio en el mercado inmobiliario en las dos ciudades.
Aunque McCallum haya hablado durante su época como Ministro de Inmigración, de la necesidad de impedir que esto se produjera, él nunca ideó una política con este fin.
El problema clave es que el estatus de residente permanente otorga el derecho constitucional a la circulación libre, lo cual significa que es poco lo que se puede hacer.
McCallum igualmente visitó China en el verano, como precursor de la visita de estado de Trudeau.
Durante ese tiempo, habló sobre la manera que le gustaría a Canadá duplicar el número de inmigrantes chinos, comprendiendo los tan buscados estudiantes internacionales.
Se estima que un acuerdo de libre comercio entre Canadá y China podría valorarse en 7.8 millares de dólares y crear 25 000 empleos en 15 años.
Si estas elevadas estimaciones llegaran a ser logradas, sería gracias al trabajo arduo de personas experimentadas como McCallum.